sábado, 25 de agosto de 2012

JOSEPH SEVERN

A mi cuarto seguidor, es decir, a Emilio Porta.

Joseph Severn
POR ALUSIONES
          Joseph Severn de Salisachs, para los amigos Emilio Porta, vive solo porque quiere, es su elección. Los viejos creadores, como los viejos roqueros, son así. Ni una mínima pizca de soledad pernocta en su corazón. Otros con menos siglos de vida ya están dando tumbos de tristeza. Eso es imposible en un dúnedain, y más si cabe en este eterno capitán que bebe asiduamente de su propias convicciones, tal es Joseph. Pero no todas las noches duerme solo. Tampoco todas las noches escribe, como cabría esperar en un escritor. Algunas - y hablo de noches porque los días como espacio de tiempo creativo para Severn no existen -, sólo dibuja. Saca a la palestra de lo real su lienzo electrónico, lleva la mano izquierda y su lápiz digital hasta el rectángulo en blanco, y se deja llevar. Los recuerdos, las viejas sensaciones, la música y la melancolía son para de Salisachs frutos maduros cayendo de los árboles; frutos que él, experto labrador, recoge con la ternura de un padre. Así nacen los símbolos; así le nacen a él, por lo menos, las denominaciones de algunas marcas comerciales. Toma prestados los trazos mínimos de un objeto, dos colores - el azul y el amarillo, por ejemplo -, y ya está. Eso es el AVE, el nombre de un tren que vuela.
Meina Gladstone
POR ALUSIONES
          Meina Gladstone, la higienista racial, la trituradora de mundos, en las primeras horas del día, cuando Joseph no consigue ni dormir ni escribir, se disfraza de amante, se transforma en esa joven sensual que todo muchacho anhela, y se le sienta en el borde de la cama vestida únicamente con una transparente braga de baño blanca. La humedad del mar y el sabor de la sal bajan de lo alto, tocan la calentura de la noche, y entran en él. Cualquier mortal de andar por casa, ante análoga aparición, se habría convertido inmediatamente en una altura, en un deseo triangular irresistible. No hay palabras entre ellos. No hacen falta estas nimiedades entre dos potencias cognitivas. Ella le mira a los ojos como siempre, desde la profundidad del holocausto a la que está destinada. Severn sabe lo que ocurre, Severn no quiere matar a nadie. Por eso dibuja, para ocultar sus pensamientos. En las paredes de su casa hay muchos retratos de Meina, pero en ninguno de ellos se la muestra así, como un objeto de deseo. Él siempre la dibuja como lo que realmente es: Meina en uniforme de campaña, al volante de un carro de combate luciendo una sonrisa de frío cinismo mortal, empuñando una espada. Siempre así, siempre unida al combate, siempre mostrando la esencia del espíritu que la forja. El único dibujo de Meina desnuda realizado por de Salisachs, el autor de “Destinos y caballeros”, la representa bajo una ducha de hielo y fuego, de espaldas, como una silueta.  
Destinos y Caballeros
POR ALUSIONES
          El uso continuado del lápiz digital como medio de vida no es la esencia de Jospeh. Ni los enconados diálogos eróticos con la trituradora de almas en los acerados momentos del insomnio diurno; de Meina Gladstone hablo, desde luego. Ni la infinitud de actos públicos a la que se ve obligado a asistir por el cargo que ocupa en más de una asociación de escritores y artistas. No, ni presentaciones de libros y escritores, ni conferencias, ni recitales de poesía, etc. Nada de eso es Joseph. Esto es sólo un pequeño vector teñido de óxido en su personalidad. Su verdadero yo está atrapado en dos compartimentos estancos sellados a presión. Una parte bulle, y bulle, y rebulle en lo más hondo de su ser; y tiende, por esta misma ebullición, precisa y lógicamente, a desbordarse. Sí, Severn es uno de esos seres humanos que no cabe en su alma, y por tanto, y mucho menos, en su cuerpo. De ahí que escriba. La otra parte, relacionada precisamente con esta incontenible efusión del espíritu, está encerrada en la palabra, atrapada en las apresuradas anotaciones que cubren la totalidad de los margenes de los libros que, literalmente, cubren la totalidad de las paredes de su casa. Entra en esta biblioteca particular, en esta casa del libro de viejo anotado y verás; digo, sentirás.
Emilio Porta
POR ALUSIONES
Ven. Mira. La bombilla del pasillo de entrada a la casa de Salisachs, el escritor que usted conoce, el autor de “Compás de espera", está fundida. El interruptor enciende inevitablemente una bombilla de apenas cuarenta vatios en el cuarto del fondo, en lo que en su tiempo, cuando los niños correteaban de acá para allá, fue comedor. En esta penumbra, y más viniendo de la calle, no es fácil ver que las paredes sólo existen a partir del metro setenta. Hasta ahí sólo hay libros, uno sobre otro, apilados, formando torres, y torres, y torres de papel impreso. Es mejor dejarse llevar por el olfato. El olfato es infalible. Literatura envejecida en el vino de los años, sapiencia y polvo de décadas y centurias por doquier. El aire es húmedo y caliente, como el útero de una madre. Sólo con abrir cualquiera de los más de cincuenta mil títulos que tiene en su casa puede uno acceder al corazón de la tiniebla de este escritor que pinta para comer, para seguir viviendo. Y las anotaciones, las más de ellas, que diría el maestro de maestros, son antológicas. Bien merecerían llenar las páginas de un nuevo libro ellas solas.


P.D.
John Keats
POR ALUSIONES
          Y mire usted que he hablado con Jospeh Severn mil veces de este asunto. Pero él dice que no, que después de la muerte de su amigo John publicar poesía es un sacrilegio.










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John Keats


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6 comentarios:

  1. Este escrito es un honor y una prueba de amistad entre escritores que va más allá de la letra. Va al espíritu y al fondo de mente y corazón. Gracias, Iacob. Su amigo Santiago, sin duda, tiene algo que ver con esto, con esta pequeña maravilla literaria y esta referencia a mi persona - mezclada con su imaginación y saber - que agradezco profundamente. Por cosas así merece la pena haber dado algunos pasos en la vida. Gracias infinitas, gracias.

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  2. Qué bonito relato, Iacob, mezcla de realidad, ficción, cariño y respeto. Poco puedo añadir a lo aquí escrito, sería romper la belleza del texto…, excepto, quizás, extraer de tus propias palabras, una de las características más personales del protagonista:

    “Severn es uno de esos seres humanos que no cabe en su alma, y por tanto, y mucho menos, en su cuerpo. De ahí que escriba. La otra parte, relacionada precisamente con esta incontenible efusión del espíritu, está encerrada en la palabra, atrapada en las apresuradas anotaciones que cubren la totalidad de los márgenes de los libros”

    Y que refrendo con una frase de Emilio Porta, que guardo en mi bolsillo, junto a otras frases de maestros y amigos, y que me ayuda a caminar por los intrincados, pero maravillosos mundos de la escritura.

    “Se trata de escribir…y de aprender. Se trata también de compartir. Se trata de escuchar. Se trata de sentir. Se trata de vivir. Vivimos, nosotros, escribiendo. O por lo menos dejamos de morir”

    Emilio Porta

    Enhorabuena por el texto, Iacob. Tienes el don de atravesar la dura piel, y alcanzar la esencia de las cosas y las personas.

    Besos y abrazos.

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  3. Gracias Emilio, por estas palabras tuyas, equivocadas, pero entrañables.
    En otro lugar y otro tiempo habrá una aclaración a estas enigmáticas palabras del primer párrafo.

    ¡Ah, y perdón por tardar tanto en contestar... he estado de borrachera continuada toda la semana anterior!

    Iacob

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  4. Gracias Mari Carmen.

    La esencia de las cosas y las personas... Ufffffffff.

    Iacob

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  5. Gracias Maria Luisa.

    Me alegra que te parezca bueno este montaje de letras mío con retazos de realidad, con ficción propia y alusiones a la de otros.

    Al final la vida es eso, algo de aquí, algo de allá, un tiempo que no se detiene, etc.

    Iacob

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