martes, 23 de junio de 2009

EXTRANJEROS





     Desde el hueco de la puerta veo la tierra, este pedazo de huerta que la autoridad me ha prestado. Las lechugas a la izquierda, en una hilera verde; brillantes, hojas anchas, como flores de un único color.
     Los jitomates rojos, a la sombra prieta de su madre, verde oscuro. Los tallos de las cebollas doblándose ante la potente canción del viento. Los fríjoles, los ajos; y al fondo los árboles, más allá de donde pastan las ovejas y las cabras.
     No sé por qué viene tanto extranjero, tanta extranjera. Entran en nuestro pueblo, miran a nuestros niños con ojos asombrados. Es como si hubieran estado ciegos toda la vida, y de repente, algo les tocara el corazón. Cuando salen de la iglesia, su mirar va más allá de lo visible: han conectado con nosotros, con nuestro pasmo ante la vida.

1 comentario:

  1. Estupendo Santiago, que envidia constatar que siempre das con la palabra precisa a la hora de describir cualquier cosa

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