sábado, 19 de septiembre de 2009

TODO A LA VEZ





     Hoy es sábado. La noche en blanco espera en el trastero del día. Aún no ha llegado el pintor de brocha gorda: viene a darnos un presupuesto para el techo de la cocina y del cuarto de baño. Escribo en el procesador de textos nuevo de Microsoft, sobre este papel blanco. Y sí, se han acabado ya los días de verano, el calor, la cervecita, el humo de las parrillas a la vera del río. Tengo puesto un jersey de manga larga. Y me he tomado un tazón de leche caliente, a las seis de la mañana, recién levantado, la pastilla de aspirina para el catarro y un vaso de agua con una pastilla efervescente de Vitamina C.
     Todo esto parece normal. Lo sería si no tuviera este dolor en la zona cervical, quizás de tanta inmovilidad ante la pantalla del ordenador, estos ojos cansados, quizás de lo mismo, y este sueño, ahora, a las nueve de la mañana, quizás de quitarme horas de descanso para esto de la escribanía. Tengo el sueño cambiado, sí. Pero no es sólo eso. Mientras otros estaban de vacaciones, yo he seguido trabajando, y escribiendo: una novela en dos meses no está mal. Y ahora pues, eso. Los otros empiezan a escribir, y yo ando así, un poco atascado, y no se me ocurre nada. Nada más que esta crónica de las horas que pasan y se pierden para siempre en la sinsubstancia de estos días del comienzo de la bajada del frío.
     A pesar de esto, que ya va siendo materia novelesca, hay otro elemento que empuja más si cabe esta mañana de sábado hacia la singularidad. Y es el ruido de los cascos de los caballos, el estertor de los animales y el entrechocar de los elementos metálicos que visten los caballeros, que parecen tañidos de campanas lejanas, pasando al trote por el pasillo. Sí, me tienen un poco mosqueado. Atraviesan la pared que tengo a mi espalda a la altura del cuadro que me regalara en su día María Ángeles de Armas, corren todo el pasillo adelante – la verdad, no sé por qué no se rompe la tarima flotante ante tal agresión -, y desaparecen al otro lado de la pared del comedor. Oigo el grito de espanto de Ángela, la vecina, al otro lado de la pared. Estoy por dar unos golpecitos amables en el ladrillo y gritarle que no se preocupe, que todo es pura imaginación. Pero me contengo, me contengo porque no hay confianza suficiente para eso. No vaya a ser que me tomen por loco o por entrometido, que es peor.
     Elena ha venido, me ha acariciado la nuca, me ha dado un beso en la calva y me ha dicho que esté tranquilo, que todo va bien. Luego, que iba a desayunar. Vale, le he respondido yo. Pero no le he preguntado nada. Ella está ausente, parece no ver ni oír la intromisión de los guerreros, atrapada en su mundo. Como yo en el mío. Cada cual en su vida, tan próxima y tan lejana, a la vez.

10 comentarios:

  1. Santiago yo te pongo, si me lo permites, la música para este día de hoy. Creo que es lo único que le falta a tu entrada.
    Tendrás que hacer el pequeño gesto de ir a buscarla, ya que no te la puedo insertar aquí. Teclea encima de mi nombre.

    Estoy a punto de terminar mi relato final cómo contribución al proyecto si tú lo considerases oportuno. Si no su destino será un concurso, creo que lo merece. Pronto te lo enviaré.
    Un abrazo

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  2. Hechos, querido Santiago. Tus respuestas dejan cualquier intento nuestro por debajo del nivel del mar. Voy a intentar ser corto en mis palabras, para que no parezcan elogios excesivos. Estoy orgulloso de ser tu amigo, con mayùsculas. Estoy orgulloso de un escritor, Santiago Solano, que sabe como ninguno lo que significa entroncar Literatura y Vida. Estoy orgulloso incluso de equivocarme cuando me equivoco, de acertar cuando acierto, de estar cuando estoy al límite fisico, como tú o menos que tú, ya no lo se, porque la inmensa tarea que llevas a cabo exige un esfuerzo sobrehumano. Mis juegos y comentarios no son más que acompañamiento de empuje al constatar lo que consigues. Este escrito, otros lo han sido ya, es solamente un homenaje a quien padece, como padezco yo, el mismo dolor cervical, y sufre las mismas o parecidas esperas. Y que mientras yo pongo cosas en la Blogsfera, él, aparte de ponerlas y buscar caminos, la recrea, porque primero la creó. Es cierto que, desde el principio, ha habido otros, y no los quiero olvidar, es cierto que el primer proyecto exterior importante tuvo en Javier, y lo sigue teniendo, su principal factor, es cierto y, lo quiero reconocer, que yo estoy aquí, en un principio,por ti y por Miguel, y es cierto que continuo por todos. Me has dado una pequeña sorpresa con el "nombramiento" je, je, en el proyecto...lo que son las cosas, yo que me salté todas las normas, yo que he pensado, creído o sentido, ver vias de conclusión, vias vivas y vias muertas, aunque cierto es, siempre me has tenido ahi. Pues, salvo ese pequeño punto entrecomillado para Port, que supone también trabajo, glorioso trabajo que acepto ( que nos hará subir, algún día, a otro ring) el principal mérito es todo tuyo. De ese escritor que dice que anda un poco atascado ( pero qué dices...si has escrito hoy una de las páginas más importantes de ESCRITORES EN RED....). Has rediseñado - qué maravilla - la entrada, el cuadro de mandos del navío...y has escrito un texto, el que está debajo de esta contestación, que, si mi opinión te sirve de algo, que ya se que sí, puede ser la base de la introducción del libro, esa que irá firmada por tí y en cuyas palabras iremos todos. Y es que, aunque esto sea una parte y luego añadas lo que quieras la esencia de todo está aquí. Jamás he creido que la Literatura tenga que ser explicativa, ni un introducción desmenuzar lo que viene detrás. Yo, que creo en la poesía como síntesis y sugerencia, se que detrás de un texto lo que queda es el poso de la intención del autor, del mundo que nos abre, y en eso, en éste, has sido un maestro.

    Emilio Porta

    " Hoy es sábado la noche en blanco, tantas noches en blanco, quedaron en el trastero del día"... Sólo que la noche en blanco que nos cuenta tu escrito no es una mera fiesta social ciudadana que luego se olvida o se recuerda como un simple flash. Tu noche en blanco está contenida en los sonidos del silencio. Y en el cuerpo de la verdadera escritura. Y se mezcla con nuestro interior, continuamente "

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  3. El comentario anterior era un mail de contestación...Por eso es más largo (bueno, corramos un tupido velo a la longitud, perdonad...)y por eso pone, referido al texto de Santiago, "el que está debajo" de esta contestación. Lo he copiado, con el ratón, tal y como estaba en mi carpeta de correo enviado. Es evidente que me refiero al texto que está "encima".
    Nunca mejor dicho. Al lado y por encima. Gracias, Santiago.

    Port

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  4. Querido Santiago, para escribir bien no hay que tener un tema maravilloso, cualquier aspecto vale. Un escritor es un hombre que mira diferente a los otros hombres porque ve lo que los demás no: el tiempo, la vida que pasa, el dolor pegado a la madera, unos caballos locos en un pasillo que sólo recorre el silencio....
    Santiago, mi admiración por tu buen hacer. Sol

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  5. Estimado...querido amigo:
    No dejes que la nostalgia del otoño y el cansancio se apoderen de ti.
    Como dice Soledad, no hay grandes historias. Un escritor como tú las busca, las encuentra y las crea.
    Recuerda que con el ejemplo de tu esfuerzo incansable, con tus consejos y los amigos que he conseguido, quizás hayáis conseguido cambiar a una lectora...en una escritora.
    Un abrazo.

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  6. ¡Enhorabuena, Santiago!.

    Ahora ya podemos hablar de las dimensiones. Es chocante que guerreros a caballo recorran nuestros pasillos, ¿verdad?.

    Pero recuerda que, como los insectos en las casa de campo, ellos estaban ahí antes que nosotros...

    Un abrazo entrañable. Bienvenido.

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  7. Querido Santiago> Eres tan prol'ifero escribiendo que cuando quiero poner un comentario a un tema ya tengo dos o tres esperando. El de la noche en blanco es precioso, precioso y so;ador porque todos los que tenemos algo dentro de nuestros pensamientos lanzamos caballos al trote y guerreros a la lucha. La literatura es eso una lucha continua con nosotros mismos y con nuestros caballos lanzados a la conquista de los sue;os. Es posible que los que pasaban al trote por tu pasillo no regresen jam'as con soluciones a tu cansancio a tus problemas a tu inmenso trabajo. Te has comprometido a una tarea tan grande que puedes llegar a sentirte Quijote y salir a la conquista de aventuras o mejor dicho las aventuras te visitan a ti porque careces de tiempo para buscarlas. Enhorabuena. Eres grande

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  8. Querido Santiago: Éso nos sucede a todos los que vivimos en pareja: cada uno viaja a través de sus pensamientos, sin que el otro pueda, ni siquiera, acercarse a ellos. Pero qué bonito es, que "ese ausente" te acaricie la calva, la melena, o simplemente sentir que con su silencio respeta nuestro viaje. Me ha encantado tu relato. A veces, las cosas sencillas son las que más nos llegan a todos.

    Un besito.

    Mila

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  9. Querido Santiago. Tú nunca te quedarás en blanco, mientras seas capaz de hilvanar una letra con otra, tendrás algo que contar. Muy romántica tu entrada en el otoño, me parece que a todos nos emocionas. Me imagino a los demás como a mí mismo, alrededor tuyo en ese gabinete donde trabajas, viendo como te tomas tu leche caliente y tu aspirina, yo me atrevo a darte una palmadita en la espalda para que te sepas acompañado.

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  10. Enrique Gracia Trinidad20 de septiembre de 2009, 17:28

    Querido Santiago, igual que a mis alumnos (más bien colegas) de los talleres les digo que la poesía no puede forzarse, que mejor dejarla venir cuando ella quiera y que basta con estar atento a todo para que no se escape; cuando hablo de prosa digo que hay que escribir, que no vale decir "no se me ocurre nada", que si llega la sequía, hay que escribir aunque sea diciendo que no se me ocurre nada...
    Tú, que pasaste ligeramente por uno de mis talleres, veo que hoy comples perfectamente esa inequívoca condición.
    Mi enhorabuena por hacerlo y con tan magnífico estilo.
    Enrique

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