miércoles, 26 de mayo de 2010

ESTOY EN ÁFRICA... YA VUELVO

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       Estimados Antonio Romero y Rafael Ruiz, Los del Río; queridos amigos. Jamás pensé que fuerais a entrar en esta vuestra casa. Pero bueno, ya que estáis, pues gracias. Muchas gracias por estas vuestras erradas palabras populares.
       Sí, erradas, porque aunque mi voz narradora sea la de un hombre de Dios, en concreto la de un monje, no así yo, el que se ha ido a África, con ese acento en el inicio de la palabra, como si uno fuera a tardar una eternidad en llegar al continente. Hasta el nombre lo tiene lejano esas tierras.
      Sí, palabras populares: “como si tal cosa”, “como el que no quiere la cosa”. Demasiadas cosas para mi refinado gusto literario. Porque no me voy a África como el que va al mercadillo a comprar tomates. Me voy de huidas, como mis personajes. Porque los vericuetos están para eso, para que ustedes se enfrasquen en ellos, y se queden ahí, atapados, y no se me vayan luego de parranda, que las noches de ronda y tequila no son buenas compañeras, que luego termina uno llenando el frasco de las lágrimas. A decir de una vieja canción, claro.
       Lo que me choca - no sabía nada, os lo prometo - es que estéis preparando una gira con Macarena por Asia. Eso me llena de alegría. Sería una pasada ver a los chinitos, todos juntitos, todos igualitos, todos una gota de agua, agarraditos de la mano, cantando y bailando con vosotros y con Macarena. Por cierto que la morenaza está para comérsela. Eso no me lo pierdo. Enviadme un correo a desierto@nocontexto.com y me vengo volando, a aplaudiros a rabiar.
       Un abrazo enternecido.

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La taberna

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Mi casa

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Desde la puerta de mi casa

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       En la taberna escucho las palabras de los sidamas. Las oigo como el trino de un pájaro, como quien oye llover. Me asombra la belleza y la variedad de los sonidos. No entiendo nada, como es obvio. Estas palabras están vacías para mí, son sólo los ruidos producidos por estos cuerpos negros, ahí, unos frente a otros, bebiendo, cantando en ocasiones, riendo. Hago verdaderos esfuerzos para comprender que ellos también son humanos. "Son como yo", pienso; pero se me queda bailando en el corazón la risotada tonta de la duda.
       En la taberna, en la casa de piedra, hay varias mesas de madera, varios toscos taburetes. El suelo es de tierra y blanquea, como la ceniza. Las paredes están vestidas con un barro seco tintado de rosa. Hay algunas lámparas de grasa de cabra humeando, cubriendo el aire con un olor insoportable. Yo también estoy desorientado. Uno se acostumbra a hablar, a escribir: es lo natural, lo propio del ser humano. Y si no lo hace uno se siente menos persona, uno se desconcierta. Llega uno incluso a perder la noción de espacio y del tiempo. Se queda uno solo, mirándole directamente los ojos a la soledad. Y si no se tiene cuidado, termina uno por no saber qué paisaje divisa al otro lado de la puerta de esta casa desconocida.
       Aturdido por el silencio de las palabras cierro los ojos y pienso. "Demasiado verde para ser un paraje de África. ¿Dónde estoy? Poco densa la espesura para ser una selva de Asia. ¿Dónde estoy? La casa no es de adobe y paja; sólo piedras y lascas. ¿Dónde estoy?" Son demasiadas preguntas sin respuesta. Esto, el silencio, es como la nada. Uno olvida incluso su propio nombre. ¿Quién eres tú, Mari Carmen, que me mandas besos y abrazos?
       Gracias. Yo tampoco sé quién soy. Sólo que estoy aquí, en África, en el silencio.




8 comentarios:

  1. Pero hombre de Dios...se va Ud. a Africa como si tal cosa y nos deja enfrascados en sus vericuetos como el que no quiere la cosa...Pues mire, no le extrañe que, cuando vuelva, nosotros nos volvamos a Asia.

    Los del río.

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  2. No sé con quién hablo, ni a quién escribo. No sé que paisaje diviso desde la puerta de una casa desconocida. Demasiado verde para ser un paraje de África. Poco densa la espesura para ser una selva de Asia. La casa no es de adobe y paja. Piedras, lascas...
    Demasiadas disquisiciones para darme cuenta de que...Solo sé que ya no sé nada.

    Besos y abrazos para quién seas.

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  3. Es un monje...pero un monje muy raro. Viaja mucho, tan pronto se revuelca en las zarzas...como escribe un tratado de Filosofía...
    No comenta, como ves...pero luego va y pone unos textos estupendos, profundos unas veces, divertidos otros, que dan cumplida respuesta.
    Este monje, como nació en otra época, me temo que tiene un gusto por los "habitaculos" de tiempos pretèritos...Yo no me creo, de tods formas, que viva ahí, ni que esa sea su casa.
    A mi también me extrañan sus apariciones y desapariciones. Supongo que pasado mañana, día 2, si vemos a Santiago igual nos cuenta algo más. Si que hace cosas extrañas este monje fluvial, sí...

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  4. El negrito del África Tropical31 de mayo de 2010, 19:01

    Querido monje. Estoy seguro de que te lo pasas de miedo en tu sabana, o viajando - mental o físicamente - a la selva oriental del Panda y el tigre de bengala.

    Estoy seguro de que, por el momento, no desea volver pero, lo siento: soy Pepito Grillo.

    Ya es hora de regresar. Esto está para una revisión de los 50.000 kms., para un plan "renove" o para lo que sea. Pero no para seguir así.

    O tendré que cantarte aquella copla que dice "¡Ay, hermano, si aprendieras a cosechar lo que plantas!".

    Desde mi abadía, en tu espera...

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  5. No nos engañas querido monje...sabemos quien eres, aunque Mari Carmen te haya querido dar la oportunidad de que nos cuentes tú propia versión, monje volador. Eres el de Escocia...aunque te hayas ido cambiando de paisajes y nombres. Y eso de que permaneces en el silencio...será que no hablas swahili, que es la lengua africana mayoritaria y con lo que casi todo el mundo se puede entender en prácticamente todo el continente...No, tú no hablas...pero tiras la piedra y escondes tus manos...Las piedras y las lascas...que estás que las tiras...como las fotos. Véte tú a saber si, incluso, son casas de Las Batuecas...nadie lo puede saber. Perdona que me meta en tu terreno, pero bien sabes que, aunque pretendas ocultarte, mañana voy a encontrarme contigo o con tu enviado - eso me has dicho en un mensaje inalámbrico - y voy a descubrir la verdad, vamos a descubrir la verdad donde está realmente esa mezcla de lugares y continentes que trastuecas en tu mente desde que te dedicas a redactar documentos medievales y a hacer, a la vez, apostillas de películas.
    Ya me contarás en que autobús te has ido a Africa...porque el número 538 me parece que tiene gasolina para rato. Claro que ahora me dirás que de qué hablo, qué que es eso de un autobús...
    Bueno, tú verás.

    El mensajero de Port.

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  6. Soy la defensora del silencio antes quienes creen, como tú, ser sin nombre, que el silencio es la nada. ¡Que equivocado estás! El silencio es el idioma del universo, del pensamiento y la imaginación. Es el sonido estridente y luminoso de una estrella al caer, el aroma de una flor de azahar, la suave caricia de un copo de nieve...todo habla en silencio. Este pensamiento que surge tras tus palabras y que ahora reproduzco, es mi arma en su defensa.

    El silencio, apelando a mi imaginación, me ha transportado hasta donde estás para decirte que la soledad es una buena amiga cuando es buscada. Pero aléjate de la otra, la no buscada. Ella intenta atraparnos, pero sólo existe si dejamos que se aloje en nuestro interior...Si no creemos en ella se desvanece, desaparece en la nada.

    Besos y abrazos.

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  7. Eso de plantar, y lo de las cosechas...sí, la verdad es que plantar planta Ud. muy bien - sea usted quien sea, no tengo el gusto de conocerle en persona, sólo por sus libros y escritos en la red y en papel - y lo de las cosechas...hombre, algo va recogiendo no sea usted despreciativo. Que va teniendo mucha y buena obra...y la que le queda, que es usted joven, buen hombre.

    Un lector de Luarca.

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  8. Mereció la pena el viaje en autobús - que coincidencia, aunque en el que yo vine era de ALSA - desde Asturias a Madrid para asistir a la presentación en la sede de la Asociación de Escritores y Artistas del libro de Santiago Solano. No se exactamente la relación entre el "monje" deL que ustedes hablan y el autor, pero supongo que es una relación mentalmente exacta - espero que comprendan esta expresión - en fin, resumiento: que acabo de volver a casa - la mía no es de piedra de esas que las fotos muestran, sino de paredes blancas y ventanas con marco de madera pintada en verde que dan al mar - y todavía estoy con el regusto de esa gran velada pasada con uds. los escritores asistentes. Fue una magnífica presentación, con intervenciones profundas y amenas a la vez...y me gustó mucho lo que el autor leyó de su novela, una pequeña muestra de gran altura literaria. Sentí no poder quedarme más tiempo a departir...pero mi autobús me trajo de vuelta esa misma noche. Y bien que lo pasé rumiando lo que se expuso, lo que se dijo.
    Espero que pronto haya testimonio gráfico y escrito del evento en este blog... y con destino al mundo.
    Mi enhorabuena...aunque no se bien a quien se la doy...porque tampoco estoy seguro de que la persona que leyó las líneas de reflexión fuera el autor de la obra, Don Santiago Solano. En cualquier caso todo fue muy divertido...y de gran nivel literario.

    Severino Alvarez
    (el lector de Luarca)

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