martes, 2 de noviembre de 2010

Hoy

          Hoy ponte un pañuelo blanco pintarrajeado de flores, como una venda sobre los ojos. No mires atrás, ni a tu izquierda, ni a tu derecha. Sólo allá adelante, hacia el futuro. Sólo en esa sala es posible respirar hoy libremente. Y no es que la oscuridad sea intransitable, que para eso están los faroles, ni que la mar rompa olas, que para eso uno tiene su temeridad; ni que la tristeza se pavonee con su viejo abrigo de otoños y castaños. Hoy es dos de noviembre. Y todos los difuntos están en la calle, de verbena. Y da miedo verlo.

3 comentarios:

  1. Precioso texto. Que no da miedo verlo. La vida y la muerte son dos nombres. En realidad todo es eternidad, sólo que la conciencia de la misma se pierde en el tránsito. No la existencia. Confundimos vida con consciencia. Leve error que deberíamos corregir.

    Sí, la vida se transforma. Sólo que dejamos, probablemente, de soñar,y cambiamos de estado en nuestra particular materia. Resulta que, al cabo del tiempo, he descubierto que creo en la vida eterna. Aunque quizás no me de cuenta, cuando este viaje se acabe, de su posterior transcurso y existencia.

    Bueno digamos que el alma existe. Ahora se trata de no darle vueltas al hecho de que, sin el cuerpo, es dificil que sienta o que padezca.

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  2. Hice un comentario pero parece que ha saltado (?)
    Decía que esa ironía me parece magnífica. Gracias y un abrazo.

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  3. Los que dan miedo, querido Santiago, son los vivos!... Esos si que dan miedo.

    Ah!, Port, hermoso descubrimiento al que, seguro, irás añadiendo matices.

    Un abrazo a los dos.

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