miércoles, 3 de noviembre de 2010

LA PESADILLA

     Caen miles de brazos y piernas desde la alta cornisa, rebotan en la acera como si estuvieran llenos de aire comprimido. La sangre tibia se muestra roja cuando hiere el aire y se transforma en un riachuelo cualquiera. Se ennegrece si se remansa. Se solidifica cuando nos olvidamos de ella. 
     Un ojo incrédulo gira sobre sí mismo. Busca atónito la mejilla sonrosada de una joven; bueno de esa joven apoyada en su primavera que mece una canasta llena de pétalos blancos. Toda la tarde de noviembre pasa, arrastrándose, como una serpiente. Miro el cemento del suelo y veo el cauce.
     Es igual que cuando navegamos en la pesadilla; sólo que ahora todo esto es verdad: es la vida. Y hasta nosotros somos parte de ella.  

3 comentarios:

  1. Miramos el charco de sangre y seguimos nuestro camino. Forma parte de la vida, de la misma vida que nosotros.

    Un beso

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  2. ¡Pedazo de texto! Llámese poema, historia, sensación... da igual. Está lleno de extremecimientos. Gracias, amigo y enhorabuena.

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  3. Wou!!! Esto es Literatura de altura.
    Pero qué bueno, Santiago. Fantástico. En todos los sentidos.

    Port

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