Me gusta esta venta con ínfulas de casona, Iacob. Al patio pequeño no le falta de nada. Los bancos de madera, la sombra del soportal, los faroles de bronce y vidrio con su ilusión de mecha recién usada, la columnata de madera envejecida, la fuente, las mil y una flores vistiendo el aire de gloria. Es una delicia sentarse a leer un libro, la limonada fresquita a mano, sobre el blanco inmaculado que viste de señorío la mesa camilla. Hasta aquí no llegan las irritadas voces del que no conoce el deber. Aquí una persona como Milagros tiene sentido.
Milagros me hace de doncella. Es alta, sobre los dos metros, flaca, pelo ceniciento, nariz aguileña, labios de finura y violeta, gafas bañadas en oro con cristales tintados. Utiliza un lento y exasperante tranco desangelado para andar. A veces parece que se fuera a quedar suspendida en el aire. La frase más allá del monosílabo hay que sacársela con sacacorchos. Y pese a toda esta estampa de inanidad, Milagros es un pozo de empatía humana. Ella me sirve para que sus padres puedan vivir. Ése es el objetivo de su existencia. Y llora, sí, yo la he visto llorar.
Las lágrimas caen siempre después, tras abrir el corazón a la confidencia, tras la confesión de uno cualquiera de sus impedimentos. Tras contarme lo de las llagas en la planta de los pies, que es lo que la lleva a andar de esa manera tan peculiar, por ejemplo. O tras hablar de los largos encierros en la bodega con los que su padre le había fustigado en la infancia. Pero lo que más le duele a Milagros, sin dudas, es asimilar que su cerebro rinde por debajo de la normalidad. “Donde mi hermana hacía dos, yo hacía media”, confiesa.
Me gusta esta venta con ínfulas de casona, Iacob. El patio grande está de tierra. Las paredes que lo separan de campo abierto son bajas, de adobe, y acaban en piedra y cristales quebrados. Es amplio, lo suficiente para que mi vista cansada no vea con claridad los detalles del otro extremo. En el centro hay un pozo con brocal, soga y caldero metálico. Huele a caballería y a calesa. Las gallinas sacan alegremente a pasear a sus polluelos. Aquí todo está en su sitio, diríase que el tiempo se ha dormido para siempre, que es posible la paz.
No me gustan nada las noticias de la tele.
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La casona seguro que acogerá y será testigo mudo de las penurias de la criada.
ResponderEliminarUn relato muy apegado a la realidad y que me gustó mucho.
Besos.
Gracias Ohma por dejar atrás el ruido de la hormigonera y venir a descansar a esta casa en el campo.
ResponderEliminarLa transmitiré a Doña Fernanda tus impresiones.
Iacob
Me encanta ese silencio, ese tiempo dormido, esa paz. Con sólo leer ya se siente. Hasta me gusta esa doncella con su llanto fugitivo.
ResponderEliminarUn saludo y feliz día
Gracias Mj.
ResponderEliminarBien podríamos terminar este texto con tus versos
"Alrededor una mariposa azul
es devorada por las sombras
de una tarde extinguida"
Iacob
A mí tampoco me gustan las noticias, ni la tele; pero sí esa casona, y Milagros, la alta Milagros algo retrasada y toda sentimiento.
ResponderEliminarDoña Fernanda está en un buen lugar, no cabe duda.
Abrazos.
He encontrado algún trazo azoriniano en las descripciones, señal de tu buen decir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estimada Isabel.
ResponderEliminarEsta Milagros bien pudiera ser uno de esos de los que hablas en tu poema, una de:
"los por siempre olvidados"
Acabo de hablar por teléfono con Doña Fernanda y me pide que te de unas gracias muy efusivas por tu comentario y te felicite por tu bitácora.
Así sea.
Iacob
Gracias una vez más María Luisa por tus palabras.
ResponderEliminarDoña Fernanda lee a Azorín con frecuencia.
Es normal que esté un poco influenciada por su letra.
Aunque seguro que se siente muy feliz con tu opinión.
Iacob
Como le van a gustar las noticias de la tele, Nandy, si la mitad de lo que dicen son mentiras...y usted tendrá sus cosas y sus ideas pero siempre ha sido una persona recta, alejada de la propaganda fácil, de las modas, de la palabrería inútil...esa palabrería que tienen, por ejemplo, los políticos de hoy que vienen, normalmente, a servirse, en vez de a servir. Usted entiende el servicio de otra forma...aunque sea otro tipo de servicio :-) Al fin y al cabo, usted cree que el mundo lo ha hecho Dios así. Y es cierto, así se hizo. Pero también el Hombre ha contribuido a que las luces alumbren...y se apaguen, sí, se apaguen. Esta Humanidad... qué poco mantiene sus intentos de ser y estar en armonía, de buscar la llama de la inteligencia, del partir y repartir, de lo mejor, en definitiva, de la vida. Yo la entiendo, Nandy, y entiendo a Iacob - ese gran escritor de cuya mano usted aparece - ese pensador que ama la paz y el sosiego porque de ellos nacen siempre los pensamientos que nos llevan a iluminar la existencia. Esta frase suya, Nandy, esta frase suya..."Aquí todo está en su sitio, diríase que el tiempo se ha dormido para siempre, que es posible la paz" me recuerda mi intento de escapar a Orzeán. Ese lugar - ese monasterio que usted conoce - que, a veces, se me escapa de las manos, que se aleja de mi... y ese alejamiento, esa huida, me hacen llorar...por la impotencia de alcanzar los sueños y la justicia de los sueños, por el dolor de no poder tocar con las manos la vida. Gracias por este texto, por estar ahí, aunque su modo de ver algunas cosas no coincida en algún argumento, sin embargo es compartido. Y yo agradezco profundamente estas palabras porque la Literatura es un faro que ayuda a caminar. Desde todos los ángulos, desde todas las perspectivas. Con todo mi afecto, le saluda - les saluda - Emilio Porta, bueno, un nombre más, alguien que ama leer y comprender.
ResponderEliminarSr. Porta
ResponderEliminarNo me extraña que se vea usted reflejado en Milagros.
Ella es alta y usted también.
Ella es flaca y usted está delgado.
Ella se sabe con pocas luces, y a usted, que le sobran luces, la vida le ha puesto justo en donde no puede iluminar el mundo.
Ella llora de impotencia por no poder llegar ni a la puerta de sus sueños, y usted también, de impotencia, porque pudiedo, porque habiendo llegado, los otros no le dejan mostrar al mundo su utopía: le atan en la oscuridad de lo no rentable.
Parece talmente que fuéramos amigos, ¿eh?
Ya conoce usted a Santiago Solano, habla poco, pero cuando se deahoga, lo inunda todo. Y ayer, precisamente, tuvimos una larga charla. Me habló de usted, por supuesto, y de alguno más de los pocos amigos que le van quedando.
Un saludo cordial de su parte, y ya que estamos, uno mío y otro de nuestra amada Condesa.
Iacob
Me gusta... No me gusta. Qué buena entrada, donde triunfa la paz de esa venta con Milagros. Felicitaciones. Muy original. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarGracias Julie por tu vista, por tus palabras tan, tan cariñosas.
ResponderEliminarIacob
tampoco a mi me gustan las noticias de la tele... ni la gente "que lo arregla todo hablando " son de lo mas depresivo que hay !! prefiero poner música flamenca , eso si que alegra la vida !!! besos y disfruta de tu retiro !!
ResponderEliminarGracias Rosa, por tus palabras, por tu visita.
ResponderEliminarSí, la música española nos llena el alma de luz.
Iacob
Es que donde va a parar una ventana abierta a la imaginación a una ventana donde te lo dan todo echo y sin pensar en lo que te pueda gustar o no.
ResponderEliminarHa sido un descubrimiento tu blog, me quedo asomada a tu ventana y te invito a la mia para cuando gustes.
Saludos desde Tenerife.
http://gofioconmiel.blogspot.com.es/