lunes, 29 de junio de 2009

JUEGOS EN LA EDAD TARDÍA (FIN)




     - Sol de Agua, ¿dónde estás?
     El anciano piensa en ella; pero ella no vuelve. Nada. Todo retorna a su ser. La soledad y la barca.
     - Llama al detective Lucio.
     Lucio es un androide alto con cara de hombre curtido en mil batallas, sonrisa franca, mirar comprensivo.
     - Usted dirá.
     - Mi deseo es que en encuentres a Sol de Agua y me la traigas aquí.
     - ¿Cómo es ella?
     El anciano abre la boca; y luego la cierra. Se queda quieto, pensando.
     - Ella es muy bella, alta, vestida de negro, cabellos rubios, mirar penetrante. Labios rojos. Habla con voz de ángel, ríe con una risa de niña y de fuego.
     - ¿Dónde vive?
     - En la estepa No-e-ica.
     - ¿Fuera de su territorio?
     - Sí.
     - ¿Y cómo puede ser eso? Eso es imposible. Nadie puede traspasar los límites de su casa. Es la ley.
     - No sé, por eso está usted aquí.
     - Veamos primero su territorio, escaneémoslo. Luego, si no está, pediré paso para la estepa.
     - Vallamos - dice el anciano.
     La barca y el detective exploran la tierra. Él va con ellos, con los ojos muy abiertos. Nada, nada. Los cuarenta mil kilómetros de su hacienda pasan, uno tras otro, hasta volver al punto de inicio. Nada, no existe nada al otro lado del círculo, nadie: sólo el latido del mundo.
     El detective enmudece. Están en medio del campo, sobre los trigales verdes.
     - Allí - dice el hombre - bajo la sombra del árbol.
     Lucio se gira, despacio. Y ve. Ve el árbol, ve la sombra del árbol. Ve las serpientes carnívoras. Dispara sobre ellas. Él, baja de la barca, corre, desesperado. El hombre descalzo corre y destroza todo a su paso. La herida sangra y el anciano cae. Allá, bajo el árbol, arde Sol de Agua. Ya todo es nada.

2 comentarios:

  1. ¡Ah!... ¡Noooo!. Si piensa que vas a acabar la historia asi, sin más ni más, estás muy equivocado, Santiago.

    Te debes tus lectores. ¿Qué digo?. ¡Te me debes a mi!. Así que hazme el favor de ponerte a escribir y no me seas roñoso. Que tengo yo que saber qué narices pasa con la alienídena del pezón izquierdo que nunca existió.

    Anda, venga, que tu puedes!!!!

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  2. Ella era una de las serpientes carnívoras que mató Lucio, pero no se lo digas a nadie, que todo se sabe. Es verdad que el final es un poco brusco; pero es que el final no es ese. El final está un poco más abajo, os lo he dado antes, está un poco más abajo, y se llama LIBROS 3D. El orden en el que hay que leer el texto es 1,2,3,4 edades. edad final y LIBROS 3D. Ése sería el orden lógico en un libro convencional. En realidad lo pondré dentro de nada en PDF, porque todavía estoy cerrando ese LIBROS 3D que salió prematuro, así, a empellones... lo siento, se me escapó; no puede contenerle dentro por más tiempo, me temblaban las carnes, no dormía por la noche, soñaba con ello.
    En cuanto tenga un ratito, ya sabes que las vacaciones son muy cansadas, lo termino y os lo doy enterito, como me gustaría que lo leyérais. Y si alguien se atreve a contarnos la historia particular, privada, única e irrepetible haste ese momento en que arde bajo el árbol de la marciana con pezón izquierdo inexistente, pues, a ello que no sería mala cosa que empezáramos a ampliar las historias de otros, o a reescribir los poemas de otros. Te prometo reescribir a mi manera éste que has puesto en tu blog:

    Tu propuesta es clara:
    ¡ámame sin molestarme!.

    Y me recuerdas que
    antes,
    cuando amaba tu cuerpo sin hacer,
    todo era tranquilo.

    ¿Cómo te explico mi angustia
    cuando llamas desde el ruido del bar,
    si ahora te pienso - ya hecha -
    cubierta con ropas escasas y ojos huecos
    en un ciclo que no tiene fin?.

    Así que, solo por supervivencia,
    tomo una copa redentora
    y cierro los ojos
    pensándote como si esta vez
    no te hubieras ido.

    Vamos que se trata de lo que ya hemos hablado, de olvidarnos de la propiedad de los textos y de pasar a la literatura de blogsfera, no otra cosa que interactuación, comprensión, reescritura, reordenación del corpus total de lo literario por el mero placer de hacerlo...
    ¿qué te parece?

    P.D. No sé si lo reescribiré o si partiré de alguna imagen, pero algo sí que te prometo que haré.
    ¡Ah! y pasa esto de que empecemos a completar lo que los otros no dicen y nosotros necesitamos saber. A ver qué pasa.


    Santiago Solano

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