jueves, 13 de agosto de 2009

HISTORIA DE GELITO Y PEPÍN





A mi amigo Miguel Ortega Isla, por su sinceridad.



     En la escuela, a Miguel, le llamaban “bocabierta”, Gelito Bocabierta. Miguel, en manualidades, mirando lo bien y lo rápido del hacer de su primo Pepín, se quedaba así, boquiabierto. Él, para montar el crucifijo de cuerda y alambre, tardaba tres clases. Su primo, con una tenía bastante. Él, para hacer el barco pirata con palillos, se tiraba más de un mes. Su primo, en cuatro sesiones lo terminaba. A Pepín, el profesor le ponía un sobresaliente. A Gelito, un notable. Miguel se ponía triste con esto. Miguel hubiera querido ser como su primo Pepín, hacerlo todo bien y pronto. Pero él no podía. Él tenía que ir despacito, despacito; y se equivocaba mucho.
     El profesor, que era una persona honrada y observadora, cuando lo veía así, con la cabeza gacha, como contando hormigas, lo llamaba a la mesa, y por lo bajini le decía:
     - Gelito, no te preocupes. No se puede ser el mejor en todo. Fíjate en Andresuco, ni coger el lápiz sabe.
     Y Miguel sonreía, sonreía con esa sonrisa inocente de los niños. Luego, miraba a su primo Pepín y pensaba que el maestro tenía razón, que hay personas que valen más que otras porque sí, porque nacen así, siendo ya lo que son.
     A Miguel, en el instituto, le premiaron un cuento con una caja de rotuladores. A Pepín, sin embargo, ni lo nombraron. Miguel creció creyendo que era, que sería escritor.
     Con el correr del tiempo, Pepín se convirtió en José, el electricista, entró en Telefónica y llegó a ser Jefe Provincial. Se prejubiló a los cuarenta y cinco años. Le dio un infarto a los cincuenta. Y ahora anda paseando por la playa de Luarca, agarrado del brazo de su esposa, todos los días, al amanecer, con un brillo de agotamiento en la mirada y una serena sonrisa de anciano en la cara.
     Miguel, sin embargo, entró en la Universidad, hizo estudios de filosofía y letras hasta donde pudo, y terminó trabajando en una empresa de seguridad. Sigue trabajando todavía, lento, muy lento; y escribiendo. Escribe todos los días unas líneas. Tiene cientos de cuadernos escritos, una habitación entera. En la juventud envió a concurso algunos cuentos; pero nunca le volvieron a premiar nada. Luego, la vida le trajo problemas, y problemas, y problemas. Resolvió los que pudo, sufrió los que no. Demasiadas cosas para Miguel. Así que poco a poco se fue sintiendo pequeño, cada vez más pequeño, cada vez menos persona. Primero se negó a firmar aquellos esfuerzos titánicos por hilvanar una historia, luego no dejó que nadie leyera lo que escribía. Miguel se sentía escritor; pero nadie parecía darse cuenta. Y empezó a desvanecerse, a ser nadie.
       Y para colmo, cierto día, cierto amigo, muy sorprendido por todo aquel afán de entrar en la anonimia, le envió un correo electrónico reprochándole su actitud. Un reproche cariñoso, sí, pero lleno de furor. Le decía lo que él, en el fondo de su corazón ya intuía, que los que esconden su nombre, los que no ponen su nombre bajo su texto, son unos mediocres. Él, ese día, comprendió que todo lo que había escrito era precisamente eso: “Textos de poco mérito, tirando a malos”.
     Miguel, ese día, lloró más allá de una hora, desconsoladamente. Luego contestó al correo de su amigo y le mintió, le dijo que no estaba en absoluto de acuerdo con él; pero no le dijo por qué.
     Eso sí, siguió escribiendo, con la cabeza gacha, como contando hormigas. Escribió por inercia, sin ambición, sin esperar nada, despacio, muy despacio; para poder seguir viviendo.

6 comentarios:

  1. Este texto, Santiago, y esta dedicatoria, te honran, honra a Miguel Ortega Isla, y nos honra a todos, Eres un grandísimo escritor, no el Oráculo, es cierto, más bien Morfeo. Pero lo importante, lo más importante de todo, es aceptar la divergencia desde el cariño y la amistad, en la que coexiste la admiración. Miguel ha sido muy valiente con su comentario. Tu has sido muy valiente con la respuesta. Y, de todo ( opiniones que siempre son relativas como corresponde al ser humano y sus circunstancias al margen ) lo mejor, es que estamos haciendo Literatura como parte de la Vida. Incluso aún mejor: estamos haciendo que la Literatura no sea algo ajeno a la vida. A diferencia de tantos cuyo único intento es pasar por encima de ella, caiga quien caiga.
    Un gran abrazo a todos, compañeros.

    Port

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  2. Gracias Emilio por está ahí. Y por estas palabras buenas. Hoy precisamente, en este día tan triste.
    Santiago Solano

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  3. Miguel Ortega Isla14 de agosto de 2009, 9:25

    Querido Santiago:

    Yo esperaba felicitarte de viva voz por tus últimos trabajos, pero esta honrosa comunicación tuya me invita a escribir este comentario, aunque sabes me resisto a ello, máxime ahora que tengo un pequeño problema en la vista.

    1 - Si lo ideal sería no equivocarse, rectificar demuestra honradez y valentía.

    2 – Yo también tengo que rectificar.

    3 – Debo reconocer que el soporte donde se escribe influye en el proceso creativo.
    En el propio texto con la utilización de los hipervínculos, y por la inmediatez en la comunicación autor – lector.

    4 – Al leerse al mismo tiempo un texto y su comentario se crea la ilusión de una colaboración o incluso puede buscarse, dando lugar a un texto escrito “a la limón”, lo que puede abrir nuevos senderos en el quehacer literario, impensables hoy día.

    5 – Curiosamente, hasta ahora, son escasos los ejemplos de colaboración entre escritores. Yo solamente conozco:

    Los hermanos Álvarez Quintero.

    Eça de Queirós y Ramalho Ortigão que escribieron juntos “El misterio de la carretera de Sintra”

    Miguel Mihura escribió “El caso de la mujer asesinadita” en colaboración con Álvaro de la Iglesia

    6 – Pero volvamos a ti. Estás escribiendo una prosa de altos vuelos, superándote constantemente.
    Ya sabes mi manía, tienes que juntarlo todo en un libro. Si no conoces a alguien con “campanillas” para mi será un honor escribir el prólogo.

    7 – Y por no variar una bronca.
    ¿Qué es eso de “por inercia , sin ambición, sin esperar nada”
    CON AMBICIÓN Y ESPERÁNDOLO TODO.
    Un fuerte abrazo Miguel

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  4. Perdón por entrar de nuevo...pero no paro de leer esta asombrosa pieza de la mejor literatura...Literatura, repito, llena de Vida. ! Dios bendito, qué gran texto...!. Si Escritores en Red sirve para que, alguien, alguna vez, se emocione como yo me he emocionado con él, ya sólo por eso, esta aventura merece la pena. Y la merece. Y mucho. Por todo. Por ti. Por todos.

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  5. Gracias Miguel por tus palabras de buena persona y de buen amigo. Sé que este texto mío te ha hecho pensar, y mucho: puntos 1 y 2 ... y lo más importante de todo, acercarte un poquito a mi visión de lo literario en La Red: puntos 3,4 y 5. Eso es muy importante para mi, gracias por ello.

    Insistes en el libro en papel, punto 6, como punto y final de lo que escribimos al recomendarme que lo junte todo bajo un título, bajo un nombre y bajo un ISBN. Además te ofreces a escribirme el prólogo. Te agradezco ambas cosas, tu insistencia, porque sé que lo haces con todo el cariño del mundo, y tu ofrecimiento como prologista. Pero ya sabes que para mí ver mis textos en un libro, tal y como ha ocurrido hasta ahora, en las peores de las circunstancias posibles, ha dejado de tener sentido... y tú ya sabes de qué estoy hablando.
    Por lo que respecta al punto 7 no tengo otra cosa que decir que la ambición y la esperanza se nos dan, como la fe, y que es inútil buscarlas.
    Eso sí, seguirés escribiendo, como Gelito, para sobrevivir.
    Muchas gracias por tus palabras de ánimo: "prosa de altos vuelos, superándote constantemente".

    Un saludo cordial.
    Santiago Solano

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  6. Gracias Emilio, quedas perdonado.

    Me alegra mucho que esta historia de Gelito y Pepín te atraiga tanto y te lleve a la emoción. Como escritor es lo único que me importa y que hace feliz, conseguir que el corazón de mis lectores palpite un poco más deprisa.

    Un saludo cordial.
    Santiago Solano

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