martes, 27 de abril de 2010

EL MONJE DE SUMAC-KORCKÚ

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Dadme un cáliz
enfriado en el agua mil veces remansada
de los manantiales,
teñido con la sombra del árbol,
con el aura de una joven
enamorada.
                    Donde se lavan
las águilas, donde el polvo es arena
bajo los pies, donde el verbo acaricia
los labios resecos.
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Dadme un vino
que calme mi fuego, un candil
de nieve nacido en la montaña.
¡Que no deseo estos trajes!
Ni estos colores, ni las telas que ahogan
los rescoldos de esta sala.
¿No veis? Los días son velos,
las noches son juncos
sin viento bajo la luna.
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Dadme un cáliz con un vino
que adormezca mi cabeza,
un punto de amor…
Un vino liviano
sí; porque yo solo
he de cumplir tu palabra.



4 comentarios:

  1. Que hermoso poema, Santiago. Lleno de sugerencias. Me recuerda algunas cosas que van componiendo mi serie "Hijos del Hielo".

    Pero este está bien escrito: esa es la diferencia.

    Me gusta que, de vez en cuando, nos regales con tu poesía. No se si pensar que ahí sales más tú.

    Un abrazo.

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  2. Está palabra es casi "La Palabra". El Verbo, el Origen, en todas las filosofías que tratan del Hombre.
    Poema trascendente y de gran fuerza interior. Profundo y bello.

    Port

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  3. Santiago, me conoces y ya sabes que siempre hago distinciones entre el Santiago que me lleva por el mundo de la imaginación, que me sumerge en mundos oníricos...y el Santiago más personal, el de Rabat y sus círculos concéntricos, el que me muestra el vuelo de un gorrión...Todos llevamos varias personalidades dentro de nosotros que se mezclan, se entrecruzan...pero es curioso que en ti no se mezclan, caminan en distintos planos. Por eso me sorprendes y nunca sé lo que me encontraré al abrir tu blog.

    Santiago, magnífico poema. Penetrante, sugerente, sensible...y si lo lees en voz alta suena hermoso. Enhorabuena.

    Besos y abrazos.

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  4. “¿No veis? Los días son velos,
    las noches son juncos
    sin viento sobre la luna.

    Santiago, con versos como estos no vemos, sentimos.

    Un abrazo

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