sábado, 4 de agosto de 2012

EL ESCARABAJO LITERARIO

     A mi seguidor, o mis seguidores, de El Escarabajo Literario.



El pilón de Villapalacios,
POR ALUSIONES
     Al fondo de la calle han colocado la tómbola, separada de la ventana del sombrío Tío Pétalos por tan sólo un par de metros, los dos metros de la acera exactamente. La han puesto allí, al poniente del pilón hoy por ser festivo lleno de agua; precisamente allí, cerca de donde no hace muchos años saciaban los animales su sed a la vuelta de las labores del campo.
     Comparada con otras atracciones de feria la tómbola es una nimiedad, la mota última de luz sucia en nuestros ojos, el último suspiro de seguridad antes de toparnos con la espesa y terrorífica oscuridad de la noche en la que el engendro cara culebra deja de enturbiarnos el sueño y se convierte en una realidad de dolor.
Silla de madera, asiento
de mimbre
     Por fuera la tómbola ocupa cuatro metros de largo, dos de ancho y dos veinte de alto. Es un cajón pintado de azul cielo profundo en el que, encerradas en un corazón rosa, en la cara que abre al público, se ven dos letras mayúsculas: la efe y la eme. Por dentro el suelo es de madera, como todos lo demás, como el mostrador en el que están las cestas con los boletos, como la estantería en la que están colocados los artículos de regalo, como la silla, culo cuadrado de mimbre, en la que se sienta Marieta, la dueña del negocio, como la banqueta, culo redondo también de mimbre, en la que se sienta Fulgencio, su marido, Fule para los amigos. Sólo el soporte del fluorescente es de plástico. Sólo eso y algún que otro regalo moderno, de los de baratija, de los de siempre toca. La jarra blanca que imita en su forma y colorido a la cerámica de Talavera, con esas extrañas formas en amarillos y verdes, por ejemplo, o los auriculares para el reproductor de MP3, con esas escuetas y deformes reproducciones de Miki y Minnie Mouse.
El muñeco Chucky,
POR ALUSIONES
     En el centro del mostrador, justo en frente de la bruja de trapo y cartón sentada en una vieja escoba de caña y paja, pómulos rosados y risa de Chucky cabreado, hay siempre un vaso muy grande, casi cubo pequeño sin asas. Un vaso lleno de agua a la que se le han añadido cuatro gotas de aceite de oliva. Flotando en el líquido elemento, la bola de los augurios. Algunos, sin duda en momentos de trance, dos cubatas y tres porros como poco, dicen haber visto un misterioso libro en el fondo del vaso. Un libro antiguo de papel amarillento escrito con tinta roja. “Tinta roja, sí, sangre de cien vírgenes”, dicen otros. Pero todo esto son habladurías, parte del programa de desprestigio que han levantado los esbirros de Don Rem Plazar, el viejo mago negro y maligno que habita en el corazón de los forasteros.
La bruja
POR ALUSIONES
     Marieta no es bruja, pero para vender los boletos se maquilla y se viste de tal. Se acomoda la gran nariz prominente y corva, la verruga bajo el labio en el lado del corazón, como una mosca seca y muerta, las cejas de largos pelos desaliñados; y encima de todo, sobre la cabeza, el pañuelo con su olor a humo de leña verde, que es el que a ella le gusta. Se pinta también la cara con ese color ceniza y esas ojeras y arrugas que no tiene. Las zapatillas de andar por casa, en los pies, de gamuza y goma por fuera y algodones enmohecidos por los años por dentro. Las medias son negras, con su liguero y todo, como la falda y la toquilla que se echa por los hombros sobre un sobado jersey de lana muy usado; tan usado, que da la sensación de que fuera a descomponerse en cualquier momento. Todo, tal y como lo vio en una vieja revista de teatro, hace ya muchos años, cuando su Fule y ella decidieron escapar. Ninguno de los dos estaba dispuesto a decirle al multimillonario padre de ella, continuamente, “sí papá, si papá, sí papá”, que era la única manera de relacionarse con él. La sumisión total o la guerra total. No había otra manera.
El escarabajo
POR ALUSIONES
     Los dos, Fulgencio y Marieta, a diferencia de otros muchos que no, son personas atrapadas en la celda levantada por sus decisiones; para algunos elecciones equivocadas, desde luego. Una cárcel lóbrega y terrible, dice su padre. Pero ellos no se siente cautivos de nada. Ellos son felices así, yendo de pueblo en pueblo, de feria en feria, con su tómbola a cuestas, como dos caracoles atareados, moviéndose al compás del universo, en el viejo camión que transporta todo, la carretera como único destino, el cielo estrellado arriba, o la nube y la tormenta, lo que tenga que ser. Ella con sus cartas de tarot sobre la mesa redonda, leyéndole un futuro casi siempre dulce a la gente, a veces sólo el futuro que los que le preguntan quieren tener. Él siempre con su libreta y su lápiz en la mano. Libreta y lápiz son la esencia de su ser. Él toma nota de todo lo que ocurre frente a sus ojos, anota todo cuando le pasa por la cabeza. Luego, cuando ha reunido un montón de palabras, como un escarabajo literario, empieza a construir su pelota, quiero decir, su novela.



P.D.
     Fulgencio me ha oído cuando te cuento esto. Él, como escritor que es, puede hacerlo. Las cosas son así, qué le vamos a hacer. Desde el fondo de esta ficción me mira, se sonríe y me dice:
     - Sí, llevas razón, yo soy un de los muchos escarabajos literatos que en el mundo son.


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8 comentarios:

  1. Hay que ver cómo disfruto cada vez que entro en este blog, Iacob, nunca sé lo que voy a encontrar. Y en este mundo, en el que la capacidad de sorpresa es cada vez menor, y si la hay siempre es para peor, se agradece.

    Podría decir que es la magia de la Literatura, y lo es, pero solo en parte, porque los que verdaderamente hacen que me sorprenda, me emocione... o incluso, por qué no, me enfade, son esos escarabajos literatos que lo apuntan todo y me regalan su mirada cubierta de palabras.

    Siempre me han gustado las ferias y las tómbolas. Soy incapaz de pasar y no comprar algún boleto, aun sabiendo que si me toca será el peor de los premios. Pero nunca me importó... Y a partir de ahora menos, no sea que en alguno de esos carromatos haya una historia tan bonita como la que aquí cuentas.

    Enhorabuena, Iacob, he disfrutado mucho.

    Besos y abrazos.

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  2. Como envidio su imaginacion y su bellisima prosa.Es un deleite leer sus articulos,un saludo,

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  3. Gosto deste modo de escrever sobre as coisas simples do dia a dia, por isso aqui me fico.
    Abraço
    Graça

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  4. Estimada Mari Carmen.

    Las ferias con su carga de divertimento, las tómbolas con la suya de ilusión, el ir de acá para allá de los feriantes, etc., siempre me han dejado un poso de libertad...
    Nunca había escrito sobre este asunto y ya era hora.

    Iacob

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  5. Gracias Agustín por su comentario.

    Me he pasado un par de veces por su bitácora. Va siendo hora de corresponderle con un comentario.

    Iacob

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  6. Obrigado, Graça, por sua companhia.

    Iacob

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  7. Ya se que a usted no le importa mucho ser o no leído, o mejor dicho, comentado, pues es condición del escritor genial el ser pagado por el mero hecho de la escritura pero, aunque me prometí no explicitar más mis opiniones, rectifico: no lo haré en demasía, pero, cuando encuentre algo ante lo que ni mi mente ni mi corazón puedan permanecer insensibles, lo haré en su justa medida. En su justa - tan injusta a veces - medida solo puedo decir que esta tómbola, mucho más real y, a la vez, simbólica de lo que pudiera parecer, es una pequeña joya literaria que va más allá de cualquier valor coyuntural de "mercado" ( palabra deformada en su acepción por los especuladores financieros y el sistema en que nos vemos envueltos sin comerlo ni beberlo y que yo detesto en dicha acepción ) y se convierte en un valor eterno. Eterno por el instante y por la permanencia en la memoria o en este archivo. Señor Iacob, arrobádome ha. Saludos.

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  8. "Los dos, Fulgencio y Marieta, a diferencia de otros muchos que no, son personas atrapadas en la celda levantada por sus decisiones; para algunos elecciones equivocadas, desde luego. Una cárcel lóbrega y terrible, dice su padre. Pero ellos no se siente cautivos de nada. Ellos son felices así, yendo de pueblo en pueblo, de feria en feria, con su tómbola a cuestas, como dos caracoles atareados, moviéndose al compás del universo, en el viejo camión que transporta todo, la carretera como único destino, el cielo estrellado arriba, o la nube y la tormenta, lo que tenga que ser. Ella con sus cartas de tarot sobre la mesa redonda, leyéndole un futuro casi siempre dulce a la gente, a veces sólo el futuro que los que le preguntan quieren tener. Él siempre con su libreta y su lápiz en la mano. Libreta y lápiz son la esencia de su ser. Él toma nota de todo lo que ocurre frente a sus ojos, anota todo cuando le pasa por la cabeza. Luego, cuando ha reunido un montón de palabras, como un escarabajo literario, empieza a construir su pelota, quiero decir, su novela"
    Perdóneme, señor Shilenuss, por volver a intervenir para enmarcar este párrafo. Me considero un lector con una dosis suficiente de sensibilidad e inteligencia como para decirle...gracias, muchas gracias. Esto es Literatura en la única acepción posible: la de hacer que las palabras alumbren el camino del lector, le sugieran, le permitan ir más allá de la lectura directa, le hagan reflexionar...y le acompañen.

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